1. Esclava de mis actos, presa de mis palabras


    Fecha: 10/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... cerca mi decepción fue total. No tenía menos de 75 años, su cara estaba cruzada por una cicatriz tremenda, tenía un pómulo hundido y un párpado que no podía levantar, como si media cara estuviera muerta.
    
    En su frente tenía un tatuaje tumbero y un número romano. Tenía un sobretodo viejo, que olía rancio, casi largo hasta las pantorrillas, le faltaban por lo menos cuatro dientes y tenía un aliento terrible que me la terminó de bajar cuando me agaché para darle un beso. Me sentí muy sucia, decepcionada conmigo misma. Cómo pude hacer semejante periplo para encontrarme con este engendro sólo por la foto apetecible de una pija y sus frases guarras…
    
    Por supuesto que la calentura se me fue al diablo y que hubiese preferido que jamás le hubieran llegado ninguno de mis mensajes. Para tratar de no ser tan grosera empecé a acusar un fuerte dolor de espalda, le dije que tenía una enfermedad autoinmune que los días de humedad me ponía las articulaciones a la miseria y no me dejaba caminar. Sentía estúpidamente mojada la entrepierna en el tren era un charco y en el taxi casi con la espesura del flujo de los orgasmos. Me lo había imaginado todo, que distinta y cruel resultó ser la realidad…
    
    Me senté, pero en ningún momento solté la cartera y con esa inclinación del cuerpo que uno adquiere cuando sólo se sienta por unos minutos. Tomé el celular y fingí que recibía mensajes. “Es de mi novio, es recontra celoso, si se entera que hice esta locura me mata. Es rugbier”, le dije como para ...
    ... ponerlo en caja e intimidarlo un poco y se olvidara por completo de mis pedidos.
    
    Se ve que Gustavo estaba acostumbrado a los rechazos porque no dijo nada malo, al contrario, siguió tratándome con suma amabilidad. “Tranquila, se entiende, pero no es necesario que inventes nada”, me dijo con tal sensatez que por primera vez en la noche pude aflojar un poco el estrés que me había provocado la cita a ciegas para encontrarme con este anciano. Ninguno de los dos habló de coger, tomamos un café rápido y pedimos la cuenta.
    
    “Te acerco hasta Constitución” me dijo. Un poco me había enternecido su resignación y el hecho de que fuera cerca así que accedí. Fue el peor error que cometí en mi vida. Ni bien puse mi culo en el asiento se trabaron las puertas y eso me asustó. Me callé porque lo adjudiqué a mi paranoia y fue otro error fatal porque en la rotonda en lugar de girar para el lado de la estación se metió en un camino lindero a la reserva ecológica absolutamente abandonado, como si lo hubiera calculado.
    
    - Por donde vas a agarrar- le pregunté con tono tranquila, pero con la voz quebrada. Estaba muerta de miedo. “Vos vas a agarrar putita”, me dijo y me apretó fuerte de la muñeca para acercarme la mano hacia su pija que quedó al descubierto apenas cuando se abrió el tapado.
    
    -Pará Gustavo, no quiero, ya te dije que no me siento bien -traté de excusarme en el mismo momento que sentí un fuerte golpe a la altura de la sien que me dejó mareada. Me pegó con el puño cerrado, con el ...
«12...4567»