Gotas de Maribel
Fecha: 26/01/2018,
Categorías:
Control mental,
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... sigue siéndolo, porque, joder, qué mamada más excitante me está haciendo, sin parar ni un momento, subiendo y bajando a lo largo de la tranca, apretando labios, lengua, usando encías y dientes, deteniéndose en el capullo, ensalivándolo, mamándolo de puta madre, sin dejar en ningún momento de culebrear con esa lengua maravillosa, capaz de hacerla fina y estrecha o ancha y gruesa, según cómo y dónde la esté utilizando.
Tengo que tirar hacia arriba de su pelo para que no me haga eyacular en este mismo momento. Hago que apoye sus brazos sobre la mesa, y doblada por la cintura, le meto la polla rápidamente, de un único y constante empujón. Me encanta escuchar un gemido de excitación, que a mí me suena a entrega total. Qué bueno es un coño bien mojado, caliente, acogedor, en el que se nota la presión de las paredes vaginales sobre todo el falo, que no sólo rozan y comprimen la polla, sino que parece que aspiran desde lo más dentro para contribuir a conseguir una buena corrida. Esto es una follada, sí señor, buscando el placer de ambos, recreándome en lospollazos que le doy, sintiendo como ella acompasa su ritmo adelante y atrás con el mío, notando como poco a poco vamos aumentando la velocidad, como el ruido dechop-chop que provoca la entrada y salida de mi rabo es más fuerte. Y como guinda del pastel, el movimiento de sus maravillosas tetas. Joder, qué excitante.
Tal y como tenía por costumbre cuando éramos novios, Pura me ha pedido que acaricie su clítoris —ahí, ya; ahí, ...
... tócame— porque quiere correrse ya mismo. Con tres dedos de la mano derecha masajeo su abultado clítoris —lo tiene muy ancho y grande, en comparación con otras mujeres— primero acariciando en círculos más o menos amplios y, apretando ya un poco más, subiendo y bajando sin apenas mover los dedos. Ella ha seguido moviéndose manteniendo el ritmo de mi follada, que ahora quizás sea más rápida, pero con menos recorrido de la polla, que no saco en ningún momento de la cueva del placer de la hembra. El grito alto, corto, ronco, casi desgarrado, que da al comienzo de su orgasmo, es combustible extra para mi excitación, lo que sumado a los apretones y suaves pellizquitos que recibe mi polla con las muchas incontroladas contracciones de la vagina, me hacen correrme. ¡Qué bueno, qué gozada!
Hemos quedado tumbados, casi derrumbados, en un pequeño sofá que hay en el despacho, recuperando la respiración, mirándonos con complicidad, sonriendo, con satisfacción, y yo me estoy preguntando que por qué dejé perder esta mujer en su día. Ahora no me va a ocurrir, acabo de decidirlo. Me marcho antes de que vaya a venir el personal de la tienda. Nos hemos besado en los labios, con familiaridad, con ganas, y hemos quedado en hablar por teléfono esta noche. No he utilizado el poder del perfume, salvo al principio, en la pastelería y al entrar en el despacho.
Si hay alguien que me cae mal y a quien tengo manía, esa es Cecilia, Ceci, antigua compañera de colegio, actual gestora de la inmobiliaria ...