1. Mi familia paterna


    Fecha: 12/02/2018, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... seguía, pero adelantó para entrar primero a la cochera y nos esperaba riéndose por la cabriola que había hecho con su moto. Bajamos del coche y solo cruzando una puerta llegamos al interior de la casa. Allí estaban esperándonos, los padres de Gaspar, es decir, tío Andrés y tía Fina, y el primo Fernando, mellizo de Gaspar, como ya dije. No pregunté por el primo Andrés, pero me dijeron que suelen pasar a la hora del café los dos esposos, Andrés y Sara, pero que esos días no vendrían por razones de trabajo.
    
    Luis dio la mano a tío Andrés y tía Fina pero yo los besé como devoto sobrino; luego dio la mano a Fernando y me quedé sin saber cómo hacer yo, pero él me saludó con un abrazo y correspondí. Gaspar saludó a su mellizo con dos cachetadas cariñosas y fue correspondido con un puñetazo leve en el abdomen. Ya noté que se quieren mucho, pero sus encuentros no están exentos de cierta violencia deseada y consentida. Fernando me dijo:
    
    —”No te fíes de estos; son unos cabrones de la peor raza y si te descuidas te dan por el culo”.
    
    Todo el mundo se rio como lo más normal del mundo; me sentí obligado a reírme sin gracia y a poner rostro y gestos de no entender. Gaspar lo arregló agarrándome por el culo y me arrastró a la mesa para servirme un «bourbon whiskey». Tampoco sé cómo había adivinado que prefería el whisky a la cerveza y el bourbon al escocés. Seguro que compraron la botella sabiendo que me gustaba, porque la abrió nueva para servirme. Mi tío Andrés quiso acompañarme ...
    ... con lo mismo para probar cómo era eso del bourbon. La que me abordó fue tía Fina, mientras los otros comenzaron a hablar de sus cosas y gritaban y se reían, ella me llevó con mucho tacto a una esquina y se interesó por todos mis asuntos. Me preguntó por mi madre, por Roxana, por el estado de salud y temperamento de mi padre, por mis estudios. Nada se parecía a escudriñar sino a verdadero interés de conocer detalles y asegurarse de nuestra felicidad. Tal confianza me dio que le dije de mi preocupación por mis padres, sus relaciones distantes y el carácter de mi madre; ella exclamó:
    
    —”Esa familia, esa familia...; aquí son lo mismo…, una pena, pero las cosas son como son y nadie puede cambiarlas”.
    
    Yo escuchaba y me relató que las hermanas de mi madre se fueron del pueblo porque con todo el mundo tenían problemas y no sé cuántas cosas más. De pronto, salió una señora que no recuerdo cómo se llama para ver al sobrino de los señores; la mujer ayudaba en la casa y, después de darme dos húmedos besos, uno en cada mejilla, dijo a tía Fina:
    
    —”Finita, cuando quieras…”.
    
    Me acomodaron en un lugar de la mesa; con disimulo pasé mis manos por las mejillas e hice como que me secaba con la servilleta, pues me notaba húmedo. Gaspar y los demás, todavía de pie, se rieron y dijo Gaspar, mientras se quitaba su camiseta:
    
    —”Esos besos valen una fortuna”.
    
    Fernando se quitó también la camisa, la verdad es que estábamos sudando. Tía Fina dijo:
    
    —”Hala, hala, todos desnudos en lugar de ...
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