1. Una esclava inesperada - Reencuentro fugaz I


    Fecha: 12/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... insospechados.
    
    —Y el día aún es joven. Según tengo entendido, iba a terminar seriamente lastimada – dijo, volteó a ver sus nalgas al rojo vivo y añadió – Y esto dista mucho de estar seriamente lastimada. Además, también tengo mi espalda, mi abdomen, mis tetas, mis piernas, mi ano y mi vagina. Todas quieren sentirte
    
    —De verdad que estas enferma mujer – dije tomando con mis manos, su rostro y la besé tiernamente – Y es por eso que me gustas tanto. Es por eso que me excitas tanto… y es por eso que te amo tanto
    
    —¿Aún me amas? – me preguntó con una sinceridad implícita
    
    —Por su puesto Gabriela – le espeté – Fuiste, eres y serás mi primer amor.
    
    —Yo también te amaré siempre – me susurró
    
    Y la volví a besar. La besé con amor. La besé con pasión. La besé con la mayor ternura que fui capaz de transmitir. La besé con lujuria. La besé.
    
    Mi “amigo” aún no estaba recuperado del envite, así que decidí jugar con sus agujeros. Abrí el vino y lo serví en los vasos que siempre hay en los hoteles de paso. Tomé un largo trago mientras la observaba sorbiendo el suyo. Y sonreí al notar que nuevamente (y que siempre me pasa después de tener un orgasmo) tenía ganas de orinar. Se lo comenté y ella gustosamente engulló mi flácido instrumento y pude descargar sin necesidad de ir al baño. Es increíblemente ...
    ... morboso saber que ella disfrutaba con aquello. Los que gustan y practican éste tipo de cosas me entenderán.
    
    Cuando terminé de orinar, le ordené que se acostara y me abriera las piernas. Obedeció sin rechistar y, sin dominio sobre mí, me abalancé a devorar su coño. Adoro el sabor que tienen y es afición mía practicar el sexo oral. Ella soltaba pequeños gemidos mientras yo lamía, chupaba y, de repente, mordía su sexo. Le mordía sólo lo suficientemente fuerte para que lo sintiera. Mientras hacía esto, chupé tres de mis dedos e inserté dos en su concha. Entraron fácilmente y sin problemas. Un gemido de placer fue su respuesta ante dicha invasión. El cuarto lo dirigí hacia su orto, que también mamaba con placer.
    
    Penetró sin dificultad. “También has tenido actividad por aquí zorra. Muy bien. Sigues siendo una puta” Le dije al notar la facilidad con que entraba mi dedo.
    
    Y así continué con aquél tratamiento de sus bajos, mientras el aire se llenaba de sus sonidos y mi boca de sus sabores. Y en eso estaba, cuando sonó mi celular. Ella, tomó el celular y lo observó, entre gemidos. Su cara mostro un enojo visible y cerró sus piernas. Se incorporó notablemente enfadada y me tendió el celular que seguía reclamando el contestar una llamada. En la pantalla rezaba “Llamada entrante de… A.C.”
    
    Continuará… 
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