1. EL DISPARADOR LIBIDINOSO DE MI MADRE


    Fecha: 24/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tiré de cabeza a beber de su delicioso jugo que brotaba como manantial. Ella comenzó a gemir como gata, y pronto se retorció dando un gritó producto del par de orgasmos seguidos. Luego me pidió que me levantara, y al ver mi tronco, que lanceteaba y babeaba, quedó admirada con el tamaño que tenía, diciendo que era mucho más grande que el de mi padre, y me rogó que se lo dejara mamar, aunque nunca lo había hecho con hombre alguno porque, según ella, mi padre era muy santurrón en esas variantes sexuales, relegado únicamente a la clásica posición del misionero. Antes de llevárselo a la boca me preguntó que cómo lo hacía, y yo le dije que hiciera de cuenta que era un bombón, deslizándolo por la boca y sin aplicar los dientes. Después de algunos segundos de torpeza, aprendió a coger el ritmo y lo devoraba con gusto hasta que me hizo venirme en sus tetas. Luego mi madre se tendió boca arriba en la cama, abrió sus piernas en clara invitación y me pidió que la besara. No me hice el rogar y volvimos a fundirnos en un beso con lengua, mientras magreaba sus tetas, agarrando si pezón con el índice y el pulgar, y esto, sumado al roce que provocaban sus vellos en mi garrote, pronto volví a estar enfierrado, y mi madre al sentirlo me pidió desesperada que la clavara, que estaba que moría por tener mi garrote dentro suyo. Así que apunté en la entrada de su cuevita, y mi pene se deslizó sin contratiempo producto de su abundante lubricación, que, dicho sea de paso, me impresionó a su edad. ...
    ... Estar dentro de ella, con su cuevita hirviente, fue como tocar el cielo, tratándose de algo totalmente indescriptible hasta entonces. Vi cómo ella cerraba los ojos, se mordía los labios y se retorcía de placer, y se aferraba a mí con sus brazos y piernas alrededor de mi cintura, posesos del vaivén lento y profundo que nos estábamos dando. -Ay, mi amor, que rico lo siento –decía entre gemidos-, como no hacía mucho tiempo, solo que ahora me haces delirar de gozo. Sigue así, así, dame duro, sin piedad que lo quiero todo, todo…. Me sorprendió lo estrechita que estaba, quizá por su inactividad, y por la furia de sus contracciones que succionaban mi garrote sin contemplación. Pronto volvió a retorcerse en medio de sus gimoteos de placer, y yo arremetí con mis embestidas y acallé su boca con más besos hasta que le avisé que ya me venía, por lo cual me pidió que arremetiera, que la inundara de mi leche, que la quería toda dentro suyo, pues ya no había peligro al llegarle la menopausia hacía dos años. En el momento de eyacular, les juro que fue el mejor de los orgasmos de mi vida, como diez veces más intenso en placer a otro de mis orgasmos, junto a la sensación de que no dejaba de aventar litros y litros dentro de mi madre, quien, aferrada con sus piernas y uñas en mi espalda, no dejaba de proferir pujidos ahogados de tanto placer. Quedamos exhaustos en esa posición, y ella me pidió que así me quedara hasta cuando mi pene saliera chorreante de su vagina, pero el caso es que tan pronto ...
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