1. Con María, la mujer de mi amigo


    Fecha: 13/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que aceptase la propuesta, y se recompuso un poco en su asiento. Arranqué y nos dirigimos a mi casa. Por el camino intenté descargar un poco de tensión, hablando de otras cosas, pero ella volvió a hablar abiertamente.
    
    M – No quiero que pienses que soy una puta. Esto no lo he hecho nunca.
    
    Y – Mira María, de entrada no solo no pienso que seas una puta, sino que te diré más: lo que hagas o dejes de hacer tampoco es de mi incumbencia y a ti debería darte igual lo que yo piense. Lo que sí es importante es lo que te he dicho ahí dentro: Nadie debe saber lo que pase esta noche. Ya imagino que tienes alguna amiga íntima, no sé si será Adriana o alguna otra, pero tendrás la tentación de contárselo. Ten en cuenta que en el momento que se lo cuentas a alguien, todos tenemos algún otro amigo de confianza, y la tentación de contarlo a veces es muy alta, y cuando te quieres dar cuenta, la noticia ha corrido como la pólvora y demasiada gente sabe algo que nadie debería saber.
    
    M – No te preocupes por eso. Pero no quiero que pienses que esto lo voy haciendo por ahí. Es la primera vez, y si Mike se molestase en follarme en condiciones, no lo estaría haciendo. Tú me gustas, pero si lo estoy haciendo es porque de verdad tengo la necesidad de que me follen bien y se preocupen de darme placer. Mike es de los que se sube encima y me folla sin control hasta que se corre, y se olvida de que yo también tengo necesidades.
    
    Aquello me dejó un poco descolocado, porque me estaba contando ...
    ... intimidades que francamente tampoco me apetecía conocer.
    
    Al llegar a casa le dije que se quitase los tacones para no hacer ruido al andar por la acera, y caminó descalza hasta la puerta. Nada más entrar dentro ella tiró los zapatos al suelo y nos abrazamos. Empezamos a besarnos con ansia, la cogí del culo y la levanté, rodeándome ella con sus piernas. Así la llevé hasta la habitación, y con sumo cuidado la dejé sobre la cama mientras la seguía besando. Empecé a desabrocharle los botones de la blusa mientras ella intentaba hacer lo mismo con mi camisa.
    
    Y – Estate quieta. Quieres alguien que se preocupe de tu placer, ¿no? Pues déjame hacer a mí. Hoy yo me encargo de tu placer.
    
    Le terminé de desabrochar la blusa y se la saqué del pantalón. A continuación le desabroché el botón del vaquero, y acaricié su tripa mientras se la besaba, y con mis manos recorría desde su pubis hasta las tetas, que se las masajeaba sobre el sujetador. Ella se había relajado y se estaba dejando hacer sin protestar. Tenía los ojos cerrados y me acariciaba la cabeza acompañando mis movimientos sobre ella.
    
    Me separé y le dije que subiese el culo para sacarle el pantalón. Mientras yo los dejaba a un lado, ella se sacó la blusa y se desabrochó el sujetador, que enseguida lo dejó caer hacia delante, descubriendo unos pechos enormes, un pelín caídos, pero aún muy redondos y con los pezones apuntando al frente. La imagen era la de una diosa. Parecía una pose para el playboy. Pero seguí con mi avance ...
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