1. Tres días con mucha huella


    Fecha: 28/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... eyaculación. Me volteó y me metió el falo en la boca exigiendo: “Límpiamela, golfa cogelona”. Aunque ya estaba flácido, la sentía en la garganta y me dieron arcadas. Me la sacó y me cargó para llevarme tambaleando hasta la cama donde me arrojo y luego se tiró sobre mí.
    
    No sé cuánto dormimos, pero ya era muy noche cuando despertamos, así que le pedí que me llevara a casa. En la combi le chupé el falo, pero sólo le salió un chorrito de semen, ya lo había exprimido mucho…
    
    Al entrar, estaba mi hermana leyendo en la sala y notó mi fuerte olor a coñac. “¡Uf, estuvo buena la fiesta!” me dijo. “Sí, buenísima y muy alegre”, contesté sonriendo. “Se te cayó la baba en el suéter, límpiate, me dijo con seriedad extendiéndome un pañuelo desechable y se fue a acostar. Me vi en el espejo y se distinguía claramente el semen que me escurrió de la boca y, por si fuera poco, resaltaban un par de vellos de mi macho. “Sí, estuvo buena la fiesta”, me dije para mí misma cuando emprendí el camino hacia mi cama. Levanté la cobija, metí el pañuelo bajo la almohada para recordar el olor de Eduardo, me desvestí y volví a saber de mí hasta la mañana siguiente.
    
    Tercer día: Roberto pasó a mi ciudad a firmar un contrato y al día siguiente regresaría a la suya en el primer vuelo. Ya me había avisado días antes que quería que nos viéramos para comer juntos. ¡Claro que también quería que nos “comiéramos” juntos! Afortunadamente, mi hermana había quedado de estar en las tardes con los críos, mientras ...
    ... Saúl se encontraba ausente.
    
    Este día, dejé todo listo, incluida una rica comida que hice y sabía que era del agrado de todos, y me fui al restaurante donde ya algo tarde me citó Roberto, quien ya me esperaba. Platicamos como una pareja de enamorados y bebimos una botella de riquísimo vino. Al decirle que ya me tenía que retirar, me lo impidió y me llevó a su hotel, cerca de donde estábamos, me desnudó y todo cambió para mí, el vino se mezclaba con las hormonas. Le urgí a que él se desvistiera, porque era cierto que debía irme a casa, otra trasnochada no me lo permitiría mi hermana.
    
    El pantalón fue lo último que se quitó, pues cuando salimos juntos no usamos ropa interior, y resorteo su miembro de glande imponente, el cual me metí a la boca de inmediato, pues brillaba de tanta humedad y estaba coronado con una gruesa gota de presemen que amenazaba con caer a la cama sin ningún uso práctico.
    
    –¡Umhhh, más rico que el vino! dije y lo obligué a formar el 69.
    
    –¡Sí, riquísimo! –contestó abrevando mis jugos y metió la lengua hasta donde le alcanzó, haciéndome soltar jugos en los orgasmos múltiples que me estaba provocando. Siguió lamiendo la raja paseando la lengua hasta el ano varias veces, antes de sorber mis labios y clítoris al mismo tiempo y grité de felicidad.
    
    Reposé un poco, entre lágrimas y sollozos, por la dicha que me dio volver a probar su vergota, y abrazándome me besó la cara en todas partes: frente, ojos, labios y por último chupó mis orejas, las cuales ...
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