Tres días con mucha huella
Fecha: 28/11/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... empezaron a enrojecer para disipar el calor que me tenía satisfecha de cariño y anhelante de ser penetrada. Me zafé de sus brazos y con mis extremidades abiertas y los ojos cerrados le dije “Cúbreme, mi amor”, al tiempo que sentía cómo escurría mi panocha. “Pues a chimar, puTita” me dijo con el coloquial y castizo verbo de su tierra. Metió sus manos bajo mi espalda para alcanzar mis hombros y me penetró de golpe. Se movió rápidamente y mis orgasmos vinieron uno tras otro hasta que no pude con más felicidad y le pedí con el poco aire que aún tenía: “¡Faltas tú, mi amor, vente!” “Sí mi amor, dijo y soltó la gran cantidad de semen que había estado conteniendo.
–¿Te gustó así, puTita?
–Sí, mi amor. ¿Ya no te gusto tanto?: te tardaste mucho para venirte –le pregunté temerosa, porque siempre me llena pronto de lo caliente que se pone.
–¡Claro que me gustas! Pero hoy me prometí hacerte disfrutar lo más que pudiera.
–Gracias, lo lograste. ¿Me llevas a mi casa? –le pedí, pues casi siempre detenemos el taxi media cuadra antes, pero como hoy no está Saúl…
–¡Claro que sí! –me contestó y tomó el teléfono para pedir en la administración un taxi.
Nos vestimos con prisa y apenas salimos del vestíbulo ya estaba el taxista esperándonos y nos abrió la puerta de atrás para subir. Inmediatamente después de darle la dirección, Roberto se abrió la bragueta del pantalón y, amorcillada aún, apareció su verga. “Ven”, me dijo inclinándome la cabeza para que se la chupara. Obviamente ...
... no lo desprecié y me puse a mamar. ¡En menos de un minuto ya no me cabía en la boca! Le chupé el glande con lo mejor de mi repertorio bucal al tiempo que con una mano le bajaba y subía la piel del tronco y con la otra amasaba los testículos con suavidad…
Roberto, por su parte, me acariciaba la raja encharcada y surgió el olor de mi sexo ya atendido debidamente. Es obvio que el taxista sabía lo que estaba pasando pues además del penetrante olor a sexo, el chaca-chaca del ruido de la piel, mis chupetones y los jadeos de mi amado que culminaron en un sollozo profundo al soltar el semen en mi boca no podían deberse a algo más. El resto del camino se la fui limpiando, además de haberle dado un beso con un poco de lo que me dio a tomar. “¿Aquí doy vuelta a la izquierda o a la derecha?” Preguntó el taxista volteando hacia atrás después de frenar despacio.
Claro que no vio nada, el pelo de mi cabeza obstruía la vista de lo que yo paladeaba, pero seguramente si vio mi mata ya que Roberto me tenía con la falda en la cintura. A poco de dar vuelta “a la derecha” como le indicó Roberto, me incorporé para decir “Aquí” y paró frente a la casa. Roberto le pagó el doble de lo que pidió el conductor, diciéndole que se quedara con todo, y bajó sin haberse subido el cierre, pero con el badajo ya dentro del pantalón.
Abrí la puerta de la reja, la cerré y a la luz del farol que estaba en la puerta de entrada, pero ya al amparo de las paredes interiores estuvimos besándonos otro rato, antes ...