1. El regalo: Un antes y un después (Novena parte)


    Fecha: 27/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... bien? ¿En qué le podemos ayudar? —La mujer reaccionó y se sujetó de mi antebrazo.
    
    —Ehhh, Ayyy, discúlpenme es que algo le sucedió a mi coche y nadie se ha detenido para auxiliarme. —Era una mujer que denotaba elegancia, no solo por su forma de vestir sino por sus modales delicados, tanto como el melifluo sonido de su voz, atractivo, sin llegar a ser empalagoso.
    
    Una chaqueta de cuero negro y brillante, con cremalleras dobles y plateadas en sus anchas solapas, que se alargaba tan solo hasta su cintura, bajo ella una camiseta blanca en algodón con la imagen de Jimmy Hendrix estampada en variados colores anudada a su cintura, dejando al descubierto un ombligo algo oblicuo y poco profundo. Unos jeans apretando sus piernas, de un azul envejecido y los ya clásicos rotos deshilachados en ambos muslos. En sus pies un par de cómodos zapatos terminados en punta de pana gris y con una delicada franja negra al costado, con tacón bajo.
    
    Su rostro era alargado, con delineadas cejas cafés, ojos algo achinados pero sus pupilas… esas parecieron titilar, cambiando entre marrones y verdes, difíciles de olvidar. Nariz recta, un poco levantada su punta nasal, muy atractiva, boca algo pequeña pero de labios voluminosos y gruesos en el centro, llamativos además por el brillo carmesí satinado en tonalidades naranjas de su pintalabios.
    
    Me quedé unos segundos mirando fijamente aquel rostro tan perfecto para mi personal deleite, hasta que ella algo conmocionada aún, me habló…
    
    —¡Que pasa! ...
    ... ¿Tengo algo en mi cara? —Sí claro, le dije yo. —La belleza primaveral de una mujer en apuros–. Y tras decirle aquel piropo, la mujer me obsequió una sonrisa sincera, cambiando de paso su pálido semblante.
    
    —Bueno vamos a revisar su auto. —Y ella fue por delante de mí–. Me giré y le entregué las llaves de mi auto a Paola, solicitándole aparcar detrás del pequeño auto rojo que se encontraba varado. ¿Pequeño? ¿Rojo? ¿Un Mini JCW? ¡Vaya casualidad!
    
    —Me permite las llaves, por favor. —Y ella estiró su mano, dejándome ver una pulsera dorada, gruesa, quizá demasiado masculina, rivalizando con la delicadeza de su reloj en su muñeca.
    
    Me acomodé en el mullido asiento del piloto y di al botón del encendido. Nada. Más falto de vida que el mismísimo Mar Muerto. Aunque había esperanza de vida. Como también en aquel lugar.
    
    —Humm, al parecer el problema es de la batería, le dije y tensioné la apertura del cofre. Salí de él y plantado en su parte frontal levante la tapa. ¡Puff!, resople por mi boca hasta levantar un poco el mechón que caía sobre mi frente, pues la batería se encontraba en aquel auto, oculta bajo una tapa plástica que debía llevarme algo de tiempo retirar.
    
    —Supongo que herramientas no tiene. Y en su rostro se hizo un pequeño mohín de contrariedad. —Fresca, no hay problema, como dijo Alf–. Ella me miró y me guiño un ojo.
    
    —Jajaja ¿El peluche ese que se comía los gatos? —Me respondió–. Jajaja… Si ese mismo. Le confirmé. —Aunque no era un peluche propiamente sino ...