1. El regalo: Un antes y un después (Novena parte)


    Fecha: 27/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... regresar al lado de mi esposo y de mis niños. Sí, era una oportunidad inmensa y esperaba que mi esposo me apoyara y no se convirtiera en un obstáculo para mi desarrollo profesional y personal. Solo tenía que ser sincera con él y que Rodrigo entendiera que con mi jefe al lado, no pasaría nada de índole sentimental.
    
    —Silvia, tesoro… ¿Quieres acompañarnos al salir a la peluquería? —Me habló Magdalena, quien estaba dichosa con el futuro aumento de salario.
    
    —Mira que necesitamos un cambio de look, de pronto de vestuario también y por qué no, unos conjuntos divinos de lencería sexy para animar a nuestras parejas. Que dices, ¿te apuntas? —Miré a Magda y también a Amanda, que no perdía ocasión para escuchar aquella propuesta.
    
    —Hummm, chicas, hoy no puedo escaparme. Rodrigo esta fuera de la ciudad y me toca recoger a mis hijos del colegio. Pero… ¿Qué tal si lo dejamos para mañana? ¡Aprovechemos que don Hugo estará ya de viaje y yo le pido a mi madre que los recoja en mi lugar! ¿Cómo les parece?
    
    A ellas mi idea les pareció genial. Terminé con mis asuntos pendientes que no eran muchos en verdad y me despedí de mis compañeras para dirigirme a la dirección del colegio y pactar el transporte para mis hijos. Después les prepararía la cena y esperaría por la llegada de mi esposo, sí, estaba decidida, aquella noche hablaría con Rodrigo.
    
    …
    
    —Bueno Pao, vamos que se nos hace tarde para llegar a la oficina. —Y Paola se subió al auto, pero por el lado del conductor, ...
    ... desobedeciéndome.
    
    —«No jodas culitos que me cágas la cara», le dije y ella rebelde, no quería cederme el lugar. Entonces empecé por tomarla de su cintura y ella se agarraba del timón y del cabecero de la silla, impidiéndome sacarla del asiento.
    
    ¡Hummm! recuerdo que me tocó tomar medidas más severas, así que me decanté por hacerle cosquillas en su estómago, pero ella solo me sacaba la lengua diciéndome que no era para nada cosquillosa. Le quité a la fuerza los dos zapatos y en las plantas de sus pies fueron mis dedos como hormigas, recorriéndolos de arriba hacia abajo, y mi rubia tentación, revolcándose como una gata patas arriba, intentaba escapar a su suplicio, tratando con fuerza de apartar de mí, sus dos pies, se carcajeaba y emitía gritos de auxilio. Algunos transeúntes pasaban por un lado, primero extrañados y luego al ver más de cerca nuestra pequeña y divertida batalla, se alejaban sonriéndose. Todos tenemos un punto débil, solo hay que hallarlo. Y yo había dado en la diana.
    
    —¡Me rindo, me rindo! Detente por favor Rocky. ¡Jajaja!… Si sigues me voy a… ¡Orinar encima de tu asiento! —Y bueno esa advertencia logró su objetivo–. La solté y Paola se incorporó, pasando una de sus largas piernas por encima de la palanca de cambios y apoyada en la manija del techo, terminó por acomodarse en el asiento del acompañante. Y yo encantado, había visto por milésimas de segundos, un poco de aquella tela blanca que, con delicados encajes, cubría su intimidad.
    
    —¡Y ajá Nene! Estás ...
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