El regalo: Un antes y un después (Novena parte)
Fecha: 27/12/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... completamente loco. ¿Lo sabías? —Me habló mientras yo le alcanzaba su par de sandalias y luchaba con mi cinturón de seguridad que de vez en cuando se atascaba.
—Pues hace unos días atrás yo estaba muy cuerdo. ¡Será que es por culpa de una rubia que me enloqu!… —Me contuve. La miré y le tomé uno de sus mechones dorados, estirándolos de la punta, levantándolos para acomodarlo detrás de su oído izquierdo.
Pao se inclinó hacia mi costado, sus dos manos acariciaron mi rostro, nos acercamos, ella sin cerrar sus ojos, abrió un poco su boca y mis labios decididos, se encontraron con los suyos.
Saboreamos con más detenimiento que antes, nuestras lenguas. Lamí la punta de la suya, cuando parecía escaparse de su boca. Pero no huía, por el contrario, ella me la ofrecía, me buscaba. La chupé con ganas, y entre esas ansias, mi mano se posó en su pecho, buscando un resquicio en el escote donde pudiera profanar mi lealtad.
Y con esmero, sin ninguna oposición, se coló por debajo de su corpiño. Me apoderé de la tibieza de su seno derecho, superando sin apenas esfuerzo, la tela de su sostén. Sopesé su tamaño, rodee su pezón y se lo ceñí entre la comisura de dos de mis dedos. Apreté con firmeza mientras besaba con pasión aquella boca, lo pellizqué y estiré, mientras me dejaba lamer por aquella húmeda lengua de fuego, el contorno de mis labios, los alrededores de toda mi boca y hasta la punta de mi nariz. Sus recurrentes ¡Ajá! los cambió por una variedad de suspiros y jadeos, ...
... acompañados de la excitación reflejada en sus mejillas coloradas y en el oscurecido tinte del verde esmeralda de su iris y las ya dilatadas pupilas.
Y fue su mano izquierda buscando acomodo, tocando por encima de mi pantalón, la extensión endurecida de mi hombría. Apretó un poco y luego de aquel asedio exterior, intentó colarla entre el espacio de mi cintura y la camisa contenida tras mi cinturón.
—Hummm, espera Pao, espera. No puedo, lo siento. —Le dije apartándome del rostro de mi preciosa tentación.
—¡Nooo Rocky! sigue, sigamos. No me dejes así. Estoy cachonda. —Me respondió aún agitada.
—No Pao, no puedo, soy un hombre casado. —Y en su rostro se dibujó una ligera sonrisa.
—Pues yo tengo novio, da igual. Ellos no lo sabrán si no lo confesamos. —Podría ser, pensé. Pero… ¿Novio?
—Pao ese no es el problema. Así ellos nunca lo supieran, tú y yo si lo sabríamos. Créeme, no está bien, no es justo con ellos. —Me miró resignada pero sin soltarme la mano derecha.
—¡Mejor vámonos! —Retiré mi mano de la suya, acomodé mi cinturón de seguridad y mi rubia barranquillera el suyo y arrancamos–. Se encendió por igual el reproductor y Paola aumentó el sonido, se escuchaba el inicio de la canción de Prince, «When Doves Cry». Y empecé a tararearla, al ritmo de mis dedos sobre la curvatura del volante.
Salimos de aquella población por las estrechas calles hasta la vía principal. Paola callada, raro en ella, la mirada hacia la inmensidad del paisaje de su ventanilla. Yo ...