Lucía (Cap. I): Soy un tipo con suerte
Fecha: 26/04/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Manuman, Fuente: CuentoRelatos
... le respondí de inmediato que sí, que tal vez me había pasado decenas de veces.
Lucía se había quedado de pie detrás de mí, a la espera de archivar la última caja de documentos que yo llevaría desde el escritorio, a unos pasos de distancia, así que cuando se acercó a mis espaldas y soltó su siguiente pregunta, no la ví venir. -¿Y en el sexo? ¿Alguna vez te han dado ganas de hacerlo con alguien aunque no estés seguro de si ese alguien te gusta?-
“-Eso no es solo una pregunta más ¿o sí?”- pensé y antes de poder girarme para responderle a Lucía, sentí su mano buscando en mi entrepierna y unos segundos después, Lucía me abrazó, plantándose detrás de mí, permitiéndome adivinar sus senos en mi espalda y comenzando a masajearme la verga, de una forma experta, así que dejé que jugara con mi pene todo lo que ella quisiera. Y vaya si ella quería, pues en cuanto lo dura que se me había puesto la verga debajo del pantalón, abrió el cierre y sacó a mi mejor amigo de su escondite. Yo estaba anonadado viendo y sintiendo en mi polla los finos dedos de una de las mujeres más bellas que haya conocido. –Lucía…- Suspiré, como cuando en soledad me tocaba del mismo modo en que ahora lo hacía ella.
Correspondí su inesperada acción colocando mis manos en su cadera, disfrutando de ese par de nalgas firmes y apretadas, mucho más ricas de lo que pude haber imaginado. Sentí cómo la falda de Lucía se apretaba deliciosamente en torno a sus formidables muslos. En ese momento, recordé cómo le había ...
... “jalado el pescuezo al ganso” pensando precisamente en lo ricas que se veían las piernas el culo de Lucía esa tarde en la cita con Hernán.
Me di media vuelta y Lucía me recibió con la misma cara de fogosidad que le había visto antes con nuestro cliente, pero potenciada por su la sensualidad de su boquita entre abierta, su mirada concentrada en la mía y el vaivén de los caireles oscuros de su cabello meneándose al ritmo con que su mano frotaba mi verga. Me acerqué para besarla en los labios y entonces, mi torpeza me traicionó.
-Hernán te dejó con ganas ¿verdad?- Le pregunté, poseído por la lujuria del momento.
En ese instante, el rostro de Lucía, que segundos antes era la perfecta expresión de la excitación femenina cambió y solo vi decepción e ira en sus oscuros ojos.
-Qué pendejo eres, Manuel- Me dijo con desprecio, al tiempo que soltaba mi pene y comenzaba a alisarse la ropa. -¡No me toques!- Gritó cuando quise abrazarla y me alejó firmemente con sus manos en mi pecho. –Ya decía yo que eras demasiado bueno.
-Pero…- Me quedé sin palabras y con el pito de fuera frente a Lucía.
Ella agarró sus cosas y volvió a alejarme cuando intenté tocarla otra vez. –Vamos a dejar las cosas como están ¿Te parece?- Me dijo, completamente enojada –Haz de cuenta que esto nunca sucedió.
-Lucía, por favor, perdóname, no quise ofenderte.
-Pues lo hiciste ¿Qué chingados te importa si Hernán me dejó con ganas?- Me dijo, furiosa y ya sin siquiera voltear a verme.
-Perdón… ...