1. Dulce y amarga amistad (11)


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... podía razonar y respondí lo que sentía.
    
    -Ere mejor tito, el mejor de cualquier hombre, eres sublime, no dejes de follarme el culo por favor. -No lo pude evitar y sentía que la leche me llegaba y me retorcí en la locura del pacer maravilloso que aquel macho me entregaba. Grité y pataleé sin que el dejara de meter la lengua hasta que caí aplastado sobre la cama.
    
    No dejó que pasara mucho tiempo, seguía a mis espaldas, lamiendo mi anito, sorbiendo sus babas y saliva, hasta que volvió a tirarme de las caderas y a elevar mi culito, ya no sentía su lengua, ahora era la punta esponjosa de su verga pasando a lo largo de la raja y deteniéndose en la puerta de mi culo empujando con fuerza.
    
    Sus manos apretaban con dureza mis caderas llevándome hacía él y alejándome, entonces me sujetó solo con la izquierda y se agarró el palo enfocándolo en mi culo, me sentía muy abierto, más que si hubiera tenido sus dedos en mi interior, comencé a sentir la verga abriéndose paso en mi cuerpo, avanzar inexorable por el conduzco rectal, sin parar, sin detenerse, yo solo abría la boca para tragar el aire que me obligaba a expulsar de los pulmones al llenarme el vientre con su, para mi en esos momentos, monstruosa verga.
    
    Gemí dolorido, apoyó el pecho en mi espalda acariciándola con los pelos, montado como si yo fuera su pequeña yegua impedido de moverme, soportando el peso del macho que ejercía su derecho.
    
    -Ya está bebé, ya tienes todo mi rabo dentro de ti, ahora tranquilo siente ...
    ... como me perteneces, como eres mío, como tu macho te domina, como mis cojones están en la puerta de tu culo para preñarte en un momento.
    
    -Te gusta mariconcito, bebe hermoso, me sientes dentro de ti.
    
    -Sí, si tito, te siento, me gusta pero no te muevas ahora, deja que mi culo te aguante la verga. ¡Ohh! Cómo me llenas, que macho eres tito. -Le escuché reír quedó besándome la espalda.
    
    -Supe siempre que eras un putito goloso, que terminarías siendo mío, solo tuve que esperar para conseguir tu fruta, me lo hiciste pasar mal mariconcito, quise estrenarte hace mucho tiempo pero era peligroso, ahora eres tu quien viene a mi.
    
    Había remitido el dolor y moví lentamente las caderas para sentirlo en toda su magnitud, que bien me sentía tan lleno, que gozada apretar con mi anito su vergota.
    
    -Dale tito, ya estoy listo. -Volvió a soltar la risa.
    
    -Prepárate por que voy a ser algo violento. -Y vaya que lo fue, nunca alguien me había follado de esa manera, antes me la metían y sacaban, ahora era un objeto que movía con sus manos haciendo que fuera yo quien me follara en su verga, como una vagina a la que debía llenar y vaciar a velocidad de vértigo.
    
    Lloré, pataleé, grité, le insulté y él solo se reía volviéndose más violento cada segundo que transcurría, hasta que se tensó encogiéndose sobre mi cuerpo, enroscándose sobre mi, enterrando la verga hasta el infinito de mi tripa, y allí descargó la furia sexual que esperaba tantos años deseando preñarme y hacerme su puto y su ...
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