1. El de la verdura


    Fecha: 07/11/2022, Categorías: Infidelidad Autor: cuerva, Fuente: CuentoRelatos

    ... pele ahí, y digamos que me salió del alma comérmela ahí mismo, ante su mirada, mientras él me veía.
    
    Una cosa extraña que me ocurrió, es que me éxito, el momento, me excite ante e flaco que me miraba atónito con ojos mientras me llevaba la banana a la boca. Me pregunto si estaba rica. A lo que le dije que muy rica y que llevaría otras dos.
    
    Me dijo que más y claro eso bueno rompió la magia del momento, le marque que quería papas y algo de cebollas. Llego la hora de pagar, le pregunte cuanto le debía, atrás dos mujeres esperaban en la fila, me dijo que eran $74,45 le pague con $100 esperando que se yo que me dijera quizás que no tendría vuelto para darme si quería que completara con algo. Pero no.
    
    Sorpresa mía, y creo que también de las tías que estaban ahí cuando vieron que el flaco se corrió el delantal exponiendo sus pantalones que dejaban ver una marcada poronga que bajaba por su pierna, me parece que lo hizo a propósito, saco la plata del bolsillo ese, del jogging para darme el vuelto. Yo a esas alturas había constatado todo. El flaco tenía terrible poronga y la exhibía sin tapujo alguno.
    
    Cuando me retire le dije gracias, y claro no pude con mi genio, le guiñe un ojo. Que puta me sentí. Pero no pude evitarlo. Me retiraba y no camine ni 20 metros el flaco me alcanzo y tocando mi hombro me dijo disculpe señora aquí tiene la dirección y el teléfono de la persona que me pidió, estirando sus grandes manos tenía un papel, doblado, que me dio y que yo agarre y ...
    ... sostuve con mi mano.
    
    No pensé mucho, me di media vuelta él tambíen y ambos salimos en direcciones distintas. Continúe mi camino, me preguntaba qué era lo que había recibido de aquel hombre. Al doblar la esquina no pude más con mi genio y desdoble el papel, había un número, era al parecer su número de teléfono, continúe caminando, me preguntaba como podría ocurrir el siendo del barrio o yo una mujer casada, los vecinos hablarían, no eso no podría ser de ninguna manera, no veía la oportunidad en que se diera, o que podría ser posible.
    
    Pasaron los días, semanas, pensaba en aquel hombre y yo volviendo a mi rutina diaria, de vez en cuando salía, pero evitaba ir, puesto que era solo hacerme falsas expectativas de realmente poder concretar algo, el problema era simplemente no veía bajo qué circunstancias esa oportunidad se podría dar.
    
    Y eso me tenía deprimida, y bajoneada, a todo esto Martita seguía su “periplo de porongas” constante y sonante, bueno si eso es un decir más de envidiosa que de otra cosa. Hasta que un buen día pude ver al flaco nuevamente que le traía mercadería a Martita.
    
    Yo en la cocina, pude ver toda la escena, cuando de repente señalaba para aquí, ella le hacía un gesto, y pude ver como el flaco, de unos saltos estuvo en mi puerta. Tocándome el timbre… no sabía que hacer Martita sabía que estaba en casa, y que lo había mandado a hacer.
    
    Y con la pinta de crota que tenía como atenderlo toda desarreglada.
    
    Mierda… Mierda… Mierda…
    
    No sabía qué hacer, me ...
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