1. Lo que pudo haber sido (Parte V)


    Fecha: 18/11/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... orgasmo. Una vez “limpio”, le ordené ponerse de pie frente a mí para después azotar con mi mano sus tetas con toda la intención de así removerle las pinzas. Ella sonrió con sorpresa al primer golpe y gimió cuando al segundo logré retirar cuatro. Azoté a placer sus pequeñas ubres, feliz de escucharla gemir de placer ante mis duros manotazos. Cerca de veinte golpes después, sus tetas estaban libres y descolgué la pesa que estiraba sus pezones.
    
    No tuve ni que ordenarle que haría lo mismo con su vulva, pues se recostó en el sofá y me abrió las piernas de manera obscena, lo cual casi me la levantó de nuevo. Repetí el proceso con las pinzas en su vagina, la cual disfruté enormemente azotar, ya que se encontraba encharcadísima, pese a estar completamente lastimada en todo el cuerpo.
    
    Para culminar esa parte de la faena, le impuse mamarmela hasta que la tuviese erecta nuevamente y, una vez así, llevarme al orgasmo en menos de veinte minutos. Aquello sólo lo logró al meterme un par de dedos en el culo y aplicar sus mejores técnicas orales. Había amenazado con azotarla nuevamente en las nalgas con la vara si no lo lograba, pero aquella mujer, pese a haberse librado del ...
    ... castigo, me pidió que sí la azotase, sólo que con mis propias manos. Le pegué hasta que tuvo un nuevo orgasmo.
    
    La noche continuó con una jodienda de antología que me dejó exhausto, pero no quisiera extenderme más de lo que ya lo he hecho. Quizá relate lo que sucedió en el resto de la velada en un relato aparte. Sólo puedo decir, que no dormimos hasta casi las cinco de la mañana y despertamos cerca de las tres de la tarde del siguiente día.
    
    Maru me preparó una comida deliciosa a base de mariscos en un santiamén que me hicieron recuperar un poco las fuerzas y las ganas. Me hizo prometerle que volvería a joder con ella e hizo hincapié en que le gustaría estar ella sola conmigo, lo cual me pareció extraño.
    
    Completamente agotado, llegué a mi casa rozando las seis de la tarde. Enteramente saciado de sexo, lo que anhelaba eran respuestas por parte de mi esposa. No la encontré en ningún lado hasta que bajé al sótano que teníamos acondicionado para nuestros gustos.
    
    Lo que encontré ahí continuará en el siguiente relato, junto con nuestras aventuras… ahora, ambos cornudos, aunque atino a decir que mi cornamenta era muchísimo más abultada que la de ella…
    
    Felices pajas. 
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