Vengándome del hijo de puta de mi vecino
Fecha: 11/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Chrom, Fuente: CuentoRelatos
... literalmente, debido a su ímpetu, hasta la garganta, tuve que obligarme a retroceder un par de pasos para quedar fuera del alcance de sus labios o mi semen saldría disparado dentro de ella.
Con la disculpa de quitarme la ropa, aproveché para tratar de calmar mi excitación y retrasar mi eyaculación. Me senté en el sofá y le pedí que viniese a mi. Otra vez volvió a impresionarme, porque haciendo gala de una sensualidad impropia de una "niña de bien" gateó hasta mí deteniéndose entre mis piernas al tiempo que abría la boca dispuesta a engullir de nuevo mi miembro.
- Mi turno. -la detuve tomándola por las axilas obligándola a levantarse. - Súbete al sofá. -dije pasando mis brazos entre sus piernas y llevándome su coño a mi boca.
Ángela colocó sus pies a ambos lados de mis caderas y apoyó los brazos en el respaldo del sofá. Con mis manos atenazando sus nalgas, mi lengua se esmeró en darle placer, lamiendo su clítoris e introduciéndose en su dulce coñito. No hacía falta ser un genio para saber cuanto estaba disfrutando con mis atenciones. Si los gemidos que soltaba no eran señal suficiente, el movimiento que imprimía a sus caderas buscando mi lengua, daban fe de su gozo.
Esta vez no me detuve cuando empezó a correrse, al contrario. En el momento que empezó a gritar su orgasmo, tire de ella hacía abajo y levantando mis caderas, le ensarté mi polla hasta lo mas profundo de su coño. Comencé a bombear en su interior y haciendo gala de una fuerza en mi tren inferior, que no ...
... sabía que poseía, me levanté y continué follándomela de pie.
- Cabrón, -gritaba. - Me vas a matar. -sus manos tiraban de mi pelo. - ME SIGO CORRIENDO!! -aulló.
Deseando que su padre nos estuviese oyendo a través de los tabiques que separan nuestras casas, redoblé mis embestidas y, sin piedad, una y otra vez le clavaba la polla hasta lo mas profundo de su ser.
Por su forma de gritar, cuando por fin saqué mi polla de su interior, se había corrido tres veces seguidas y viendo que mi orgasmo no tardaría, la dejé caer sobre el sofá cual marioneta a la que cortan los hilos. Cayó con las piernas abiertas mientras su coño palpitaba disfrutando de un nuevo orgasmo con la mirada perdida tratando de almacenar en su memoria cada una de las sensaciones que habían recorrido su cuerpo. Sin tiempo que perder, apunté con mi polla a su cuerpo y dejé que mi simiente se derramase sobre ella. Mis piernas flaqueaban debido al esfuerzo y la intensidad de mi propio orgasmo y mi corrida se diseminó por su cara, pecho y abdomen. Agotado, me deje caer de hinojos y apoyé mi cabeza en uno de sus muslos tratando de controlar mi respiración.
Ángela seguía tumbada en el sofá inmóvil, cuando con dos dedos, recogí parte de la corrida que resbalaba entre sus pechos y se la acerqué a los labios. Sin ser consciente de sus actos, presa aún de ese estado de relajación total post-orgasmo, separó lo justo los labios para que mis dedos entrasen en su boca y saborease el fruto de mis testículos.
Llevo ...