1. Siento curiosidad


    Fecha: 13/12/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... acuerpado y musculoso, con la particularidad de que hablaba español. Su acento me pareció del Caribe, tal vez de Puerto Rico, República Dominicana o Cuba.
    
    Bueno, dije, me parece que usted ya sabe para qué lo busco. Si, dijo sonriendo, ya supe cuál es el interés. ¿Dónde están alojados? En el Cityhotel Monopolo, cerca de aquí. Perfecto. Hoy no es posible, pero mañana puedo atenderles. Indíqueme número de habitación y hora. Bueno, no sé, ¿a qué hora le sería más conveniente? Pregunté. Mañana es domingo y no hay mucha demanda. ¿Podría ser a las 8 pm? Me conviene. El servicio tiene un costo de 300 euros. Perfecto, contesté, no hay problema.
    
    Puedo pedirle un favor. ¡Seguro! contestó. Me gustaría que se le acercara, le indiqué señalándole dónde se encontraba mi esposa, se le presentara y le comentara acerca de nuestra cita para mañana. Ya mismo, dijo. Y rápidamente transitó el espacio que nos distanciaba de la mesa donde ella estaba ubicada. Observé la cara de sorpresa de mi esposa cuando este hombre se sentó a su lado y le conversó durante unos minutos. Luego vi que se levantó, volvió a donde yo estaba y dijo, todo va a ir bien. Nos vemos mañana. Lo estaremos esperando, gracias, contesté.
    
    Salimos del lugar y, nuevamente, empezamos a caminar, repasando los sitios que habíamos conocido la noche anterior y nos propusimos recorrer otras calles para explorar y conocer otros lugares. Mientras caminábamos ella, observando una tienda de artículos para sexo, me pregunta, ¿será ...
    ... que una indumentaria de esas es muy costosa? ¿Por qué la pregunta? Dije. Rolando me dijo que él funciona mejor cuando la mujer se esmera por motivarlo y excitarlo, vistiéndose especial para él, y supuse que podría comprar una de esas indumentarias, para no desentonar, porque la verdad, así, como andamos vestidos, tan informales, de blue jean y tenis, no es que surja mucha excitación...
    
    Estuvimos mirando y probando varis modelos hasta que se decidió por una lencería negra, incluidos los infaltables zapatos negros de tacón alto, complementado, a su gusto, con aretes, collares y pulseras. La aventura ciertamente iba a resultar un tanto costosa, porque había que comprar un vestido que cubriera esa lencería. No fue tan difícil, pues se decidió por un conjunto de chaqueta y falda corta de color blanco. Lógico, complementado con un pequeño bolso negro, de correa larga, que podía colgar desde el hombro. Y, bueno, pensaba yo, para qué tanto adorno, si es poco lo que va a durar puesta la vestimenta.
    
    Esa noche, después de tanta compra y complacencia con la dama, me atreví a preguntar si, así como yo estaba dispuesto a que ella tuviera su aventura, ella estaría dispuesta a compartir una experiencia mía. Y ¿cuál? Preguntó ella. Pues tú vas a estar con un muchacho de estos, qué posibilidades hay de que yo esté con una muchacha de por acá. Bueno, si tú quieres. ¿Qué tienes en mente? Pues, no tengo nada en mente, porque no sé cómo se hacen las cosas aquí. Tomemos algo, por aquí, y vemos ...
«12...456...11»