El regalo: Un antes y un después (Undécima parte)
Fecha: 14/01/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... nasales, espantándome, provocando que le diera un pequeño pellizco en su costado. —Y Rodrigo se rió a carcajadas de su atrevida broma.
—No seas cochino Rodrigo, como me haces eso. ¡Vete de aquí mejor! Y lávate de paso esas manos sucias. —Y me giré hacia el otro lado, pensando si creerme o no, que aquella confesión fuera totalmente cierta.
—Mi vida, claro que las tengo limpias, porque después de cerrar el negocio y almorzar con ese par, –ya más calmados– al regresar de aquel bonito lugar, me encontré en la imperiosa necesidad de frenar en una curva del camino y hacer mi acostumbrada obra de caridad. Había una mujer varada en un pequeño deportivo solicitando ayuda. Una bobada, pero pues el destino quiso que allí, tuviera que ensuciarme las manos y obviamente lavarlas después. Así que el olor de la vagina de Paola se perdió. ¡Qué lástima! —Me respondió en un tono de voz sosegado y bastante convincente.
Estaba jugando conmigo, así que me di vuelta otra vez, me acomodé de nuevo a su costado y metí mi mano bajo la tela de su bóxer, para tomar entre mis dedos su verga, ¡Mi pene! acariciando su cálida flacidez, apretando sus testículos suavemente para volver hasta su glande, que ya estaba tomando mayor grosor y rozar con mi pulgar su prepucio ya un poco húmedo.
—¿Y el segundo beso? ¿Y hubo un tercero, un cuarto? Dime cual fue el motivo. —Esta vez le respondí apoyando mi brazo sobre su pecho y mirándolo fijamente, sin soltar para nada lo que era exclusivamente ...
... mío.
—El motivo para un segundo y último beso, fuiste precisamente tú, mi amor. —Me dijo, mientras acariciaba con cariño mi espalda para luego proseguir–. Porque yo estaba enojado, ofendido, desanimado por la actitud tuya de estos últimos días. Pero no lo hice con ánimos de venganza. Ocurrió así por la falta de afecto y mi desolación, todo ello vuelto al revés por parte de una joven que vive a su manera, libre sin pensar en el que dirán, para no atarse a una normalidad que le haga sufrir. La besé y acaricié uno de sus senos, por un instante. Un momento que muchos con seguridad y al igual que tú, podrán llamar debilidad. Pero no mi vida, aunque me aparté de ella unos segundos después, lo real y cierto es que… ¡Mierda! La verdadera razón mi amor, es porque ella me atrae con su jovial belleza y su manera tan natural de hacerle frente al pensamiento normal de los demás. ¡Perdóname!
En verdad que comprendí las palabras de mi esposo. Reaccionó como yo lo supuse, buscar otros brazos que lo consolaran. ¡Sí! por mi culpa lo fui empujando a esos brazos, los de su nueva compañera. Y aunque noté que se humedecían mis ojos por enésima vez aquella noche, me contuve. Había llorado lo suficiente y ahora era necesario hacerle frente a ella, a él, y a quienes osaran dividir nuestra unión.
—No tengo nada que perdonarte mi amor, estabas herido y ofuscado como dices. Lo veo normal aunque me duele. —Rodrigo jugaba con mis cabellos entre sus dedos, frotando con suavidad mi cuero cabelludo.
—Mi ...