El regalo: Un antes y un después (Decimosexta parte)
Fecha: 07/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... mujer que casualmente, tropezara en el camino de la vida con tu esposo y con algo de «ayuda monetaria», se ocupara de hacer realidad tu idea, en vez de su aburrida secretaria. Me parece que Eva si es una mujer de armas tomar. Pero la apartaron muy rápido de mí. —Martha comprendió al instante mi idea y sirviendo una nueva ronda de bebidas para los dos, me preguntó con el gesto de sus manos, tan abiertas como sus ojos, qué había pasado con ella.
—Aparentemente, –le dije yo con tranquilidad– alguien se opuso a que estuviera conmigo esta noche y se la llevo de aquí.
Aun con el pie de Martha en mis manos, llegó extenuada Almudena y se acomodó pesadamente a mi lado.
—¡Aguaaa, por favor!... ¡Aguaaa! —Y agitaba sus manos abanicándose la cara.
—¡Eso te pasa por alocada! Recuerda que ya no somos unas jovencitas. —Le dijo Martha a su amiga, ofreciéndole la botella de agua.
— ¡Viejo el carné de identidad tesoro! Que aquí donde me ves, tengo aun mucha vida por delante y bastante energía por ofrecer. ¡Jajaja! Y obviamente por lo que veo, tú ya no das pie con bolas. —Le devolvió Almudena, la amistosa ofensa y nos echamos a reír los tres.
Martha terminó con su trago de aguardiente y dio otro sorbo a mi vaso con jugo de naranja. Yo por mi parte de un solo envión, me tomé mi respectiva copa de aguardiente. Almudena por el contrario prefería seguir calmando su sed con la botella de agua. Y en el sonido ambiente, se fueron apagando los ritmos salseros para empezar con una ...
... tanda de vallenato. Yo miré inmediatamente a Martha, calcé sus pies nuevamente y me dispuse a tomarla de su mano para llevármela hasta la pista de baile.
—Voy a hacer el oso Rodrigo. No se bailar esa música. —No te preocupes preciosa, solo sigue mis pasos, afloja esa cintura y déjate llevar.
En principio, no acerqué mi cuerpo al de ella, aunque tampoco la alejé mucho de mí. Coloqué mi mano sobre su cadera e imprimí un suave movimiento para que diera dos pasos hacia un lado y luego con mi mano tomando la suya, le hice devolver un solo paso. Posteriormente la dirigí hacia el lado opuesto y repetimos la lección, en sentido contrario. Cuando la canción iba por la mitad, sorpresivamente la hice girar despacio y de allí en adelante, decidí acercarme más. La fui atrayendo hacia mi pecho, colocando mi rostro pegado a su cara y mi brazo la fue rodeando por su cintura, sin esfuerzo, sin premura. Una vuelta más y ya sentía la dureza de sus senos, disparando por los poros de mis axilas la presencia sexual de las feromonas y en mi verga, la rígida presencia de mi virilidad al tener a aquella hermosa mujer tan pegadita a mí.
Con plena seguridad y conciencia, Martha lo percibió. Se apretó más a mí y ya los pasos largos hacia uno y otro lado se hicieron mucho más cortos, ni ella ni yo, nos queríamos mover demasiado, aunque creo yo que los dos, queríamos despegar nuestras mejillas, observarnos y concluir la mirada del deseo con un profundo beso. Más no lo hicimos. Solo disfrutábamos en ...