Mi amigo de la infancia
Fecha: 31/03/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mordió el labio inferior cedí.
—Fóllame, por favor.
—Eso está hecho, amiga.
Me la metió hasta el fondo de un solo empujón potente y lento. Casi me corro en ese instante. Hice un esfuerzo para evitarlo, quería que durara. Busqué la boca de Lucas y uní nuestros labios. Me encantaba besarle. Sus manos recorrían mi cuerpo encendiendo más mi deseo. Era absurdo, pero me sentía completa, realizada. Entre las corrientes de placer tenía un sentimiento de plenitud, como si hubiera obtenido algo que no sabía que me faltaba.
—¿Sigues pensando que soy un pichacorta? — me preguntó.
—Sí, apenas si la siento — mentí.
—¿La saco?
—¡NO! Si paras ahora te mato.
Riéndose entre dientes siguió bombeando. Cada uno de sus movimientos me catapultaba a desconocidas cimas de placer. Lo que pasaba entre nosotros era más que sexo, más que dos cuerpos unidos. No sé cómo explicarlo pero por fin era yo misma. De alguna manera toda mi vida me había conducido a este momento. Cuando nos corrimos juntos consumamos nuestra unión. A pesar del inmenso placer reuní fuerzas para rodearle con mis piernas.
—No te salgas. Te quiero dentro de mí.
—Siempre — respondió dulcemente.
El resto de la noche me hizo suya. No solo mi coño o el resto de mi cuerpo, sino mi corazón entero fue de su propiedad. Hicimos el amor durante toda la noche. En todas las posturas y en formas que no había hecho con nadie. La confianza en esto era un plus. Un plus enorme. Él me pidió que le hiciera lo que más le ...
... gustaba y yo a él también. No teníamos que mantener una fachada ni estábamos cohibidos para que el otro no pensara nada raro. Él se derramó en mi garganta, justo en el fondo. Yo le hice lamerme el ano, descubrí que me encantaba. Solo dejábamos de besarnos para hablar, para pedir y preguntar lo que el otro quería. Le prometí mi virgen culito para una próxima vez. Él me dejó meterle un dedo en el culo mientras se la chupaba. Se corrió gritando. Fue sublime.
No estuvimos saciados hasta el amanecer. Cuando desperté a media mañana en su cama, por primera vez en muchos días tenía una sonrisa en la cara. Le contemplé unos minutos mientras dormía. No era el hombre más guapo que conocía, pero era mío. Me di cuenta que le quería. ¿Cómo no lo había sabido antes? Le amaba profundamente. Eso no me impidió despertarle con un codazo en las costillas.
—Arriba, dormilón.
Lucas se desperezó entreabriendo los ojos. Me sonrió al verme y me llevó a sus brazos.
—Quita, bicho — le dije apartando sus manos de mi cuerpo —. Como estamos en tu casa tú haces el desayuno. Necesito café.
—Vale, pero dame un beso.
—Bueno, pero aparta esas manos.
Le di un beso dulce y casto que enseguida degeneró en otra cosa. Al final tardamos más de una hora en bajar a desayunar. Estábamos en la mesa de la cocina comiendo cuando le pregunté algo que le hizo atragantarse.
—¿Dónde vamos a vivir y cuándo nos casamos?
Levantó una mano para que esperara mientras tosía para despejar su garganta. Cuando ...