1. Rencor o cariño


    Fecha: 06/06/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y, enredadas a la altura de los tobillos las piernas del jumper, enredadas en sus pies, pues para tener lo que él quería tuvo que desnudarla completamente y lo que sobraba del jumper ni lo tomó en cuenta. Ella quedaba con las piernas colgando, abiertas y su pepita directamente a su vista, accesible a todo lo que Greg deseo. Vi como comenzó a besarle las piernas, sus muslos y la abrió de piernas, le bajó los pantis y con sus dedos le abría sus labios y le metía la lengua con una avidez tremenda, ahí donde yo consideraba que solo a mí se me permitía ir y chuparle su perlita. La jalaba de sus nalgas y se la comía. La acariciaba sobándole la piel, ¡ahí en donde yo sabía que a ella le gustaba!, alrededor de su cintura y de su vientre.
    
    De mi ni se acordaron ni me tomaron en cuenta, quedé en la puerta viendo lo que debería de haber sido mío, gozando de la vista del banquete que se estaba llevando Greg de ella, excitadísimo, pero con un sentimiento de enojo, o furia.
    
    Todavía miré como él la bajaba de la barra, deslizándola sobre su pene haciéndola sentirlo en su pepita. Ella, se arrodilló y comenzó a jugar con su miembro, y ¡a lamérselo! ¡A tratárselo de meter a la boca hasta lo más profundo de su garganta! Pobrecita, se forzaba, lo sacaba y volvía a introducírselo, me di cuenta de que en la boca solo le cabía la cabeza, de lo grande que lo tenía.
    
    Él le acariciaba sus pechos, se arrodilló y comenzó a besárselos, a chupárselos y succionarlos, mientras ella continuaba ...
    ... jugando con su enorme pene, juntaba sus dos manos y éste era más largo que sus manos juntas, y más gordo, apenas le entraba en la boca su glande y lo más grave es que se veía que a ella le agradaba sentirla dentro. La sacaba y la volvía a meter.
    
    Se abrazaron y ya desnudos subieron la escalera a la alcoba de él, besándose.
    
    Yo ya no podía contenerme y el sentimiento de enojo era ya muy fuerte al observar que a esa mujer, que, aunque no era mi esposa aún era mía y la estuviera gozando un extraño y lo peor, ella aceptándolo y retorciéndose de placer. Me di la vuelta, salí del departamento y bajé a la playa en donde me quedé mucho tiempo sentado en unas rocas. Ya medité y me calmé y me convencí de aceptar que a ella la hiciera gozar alguien además de mí, eso era darle un regalo.
    
    No era muy importante el hecho de tener a alguien que se la cogiera, que tal vez sería una única vez, una gran oportunidad para una chica en que su pareja la deje y ayude a gozar con otro y además la oportunidad de que ella pudiera probar y sentir un miembro tan grande, algo que yo consideraba fuera de lo normal, increíble. Tardé en reaccionar y arrancarme los prejuicios y atavismos. A ella, si lo que yo deseaba era hacerla feliz, con esa aventura le daba algo, que mejor que fuera así, hasta acepté observar que Greg la tenía grande, mucho muy grande y gruesa, que probablemente le iba a dar un placer mayor que el que le pudiera dar yo, si Sonia, por su estreches, lo podía aceptar que le entrara, esa era ...
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