Angie (III): En la piscina con mi hermana Lucía - Relatos Eróticos

Angie (III): En la piscina con mi hermana Lucía

... vernos se pudo ver claramente como se le iluminaron los ojos y su rostro cansado amargado dibujo una radiante sonrisa.

Don Pedro: Pero no si no son las hermanas más linda de toda la comunidad?

Lucía: Ay Don Pedro cómo está usted? —Dice mi hermana algo sonrojada mientras extrañamente lo saluda con un beso en la mejilla, seguro se había recordado de sus fantasías, o quizás quería encontrarse con él pensé.

Don Pedro: Ahí estaba revisando un problema con las calderas en el 21 ni les cuento el calor que hace allá chicas, pero ahora que estoy con ustedes no puedo estar mejor —dice mirándome como esperando que yo también lo salude.

A mi Don Pedro no me hacía gracia, lo encontraba feo, vulgar, siempre desprolijo en su vestir, aparte de tener tremenda panza y estar perdiendo el pelo, no sé qué le veía Lucía, lo que es yo procuraba no pasar de saludos, pero ahora me sentía comprometida por que Lucía lo había saludado.

Lucía: —solo sonreía coqueta y la veía demasiado amigable celebrándole su comentario.— En eso tiene razón Don Pedro, más hermosas que nosotras no hay en este edificio, cierto Angie, anda no seas descortés, saluda a Don Pedro —me dice.

Don Pedro: De eso no me cabe duda —me dice mirando a Lucía, en eso acerco mi mejilla, él se acerca llenándome las fosas nasales de su intenso olor a hombre para besarme muy suave sintiendo suavemente como su mano vieja y áspera se posaba sobre mi delicada y suave cintura de manera sutil.

En eso llegamos y Don Pedro nos ...

... dice —por favor señoritas, las damas primero.

Lucía: Muchas gracias Don Pedro —y salió caminando más coqueta de lo normal.

Que pervertido pienso yo, solo quiere vernos el culo, que bueno que vine con el pareo pensé, pero un pensamiento apareció de cómo había disfrutado frente al espejo imaginando a esos hombres que estaban lejos de ser galanes, pero por sus miradas lascivas me habían incitado a desatar parte de mi calentura, me agarre el nudo del pareo mientras salía del ascensor caminando más sexy pero procurando que pareciera casual y lo dejé caer.

Yo: Ay que tonta, se me soltó —digo haciéndome la distraída y me inclinó a recogerlo sin flectar las rodillas regalándole un primer plano de mi trasero en aquella comprometedora posición. El solo hecho de imaginar la cara de ese viejo verde mirando en esa posición me hizo estremecer humedeciendo mi intimidad.

Lucía: Sí que tonta eres, apúrate! —dijo riéndose.

Cuando íbamos saliendo a la piscina Don Pedro nos dice: —Si necesitan ayuda con el bronceador, no duden en llamarme —y nos guiñó un ojo, esto lo hizo dirigiéndose a mí.

Iba a decirle que no era necesario porque lo podíamos hacer nosotras cuando Lucía dice, bueno Don Pedro, cualquier cosa que necesitemos le avisamos, nos vemos.

En la piscina acomodamos nuestras toallas sobre el pasto y no había gente, nos acostamos cuando Lucía me dice: —Don Pedro te vio en cuatro, hubieses visto la cara que puso —me dice riéndose.

Yo: Ay Lucía que vergüenza, ni me lo ...