El regalo: Un antes y un después (Decimoquinta parte)
Fecha: 28/06/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... de pie, y aun con las lágrimas rodando por sus mejillas, me abrazó con fuerza y yo a ella, ciñendo con mis brazos la estrechez de su espalda, permitiéndole entre mi compasivo silencio y sus espaciados sollozos, unos segundos de relajado desahogo.
—Mi hija me ha comentado que por decisión de su padre, ellos no regresaran esta noche a la ciudad como estaba previsto. Y que tomarán el vuelo de regreso hasta mañana temprano. Hugo en realidad me quiere apartar de ellos. Además que al encontrarse con su padre en el aeropuerto, partirán de inmediato hacia el chalet de mis suegros. ¡Sin mí! Rodrigo… ¡Tengo mucho miedo! —Me aparté un poco de ella, solo para mirar la preocupación reflejada en sus ojos enrojecidos.
Levanté su barbilla un poco con mi mano derecha, forzándola a que me mirara fijamente, ella entreabrió su boca levemente y yo la mía. Lentamente acunando entre mis manos sus húmedas mejillas, posé mi boca sobre su frente con ternura y la bese una y dos, tres veces seguidas tal vez. Y volvimos a abrazarnos pero esa vez, como un par de enamorados. Yo rodeando su cabeza con mis brazos por detrás de su nuca y Martha a mí, entrecruzando los suyos por detrás de mí espalda a la altura de mi cintura. Menguando con aquella cercanía, nuestras aflicciones.
—Hoy es viernes, le dije sin dejar de sentirla respirar pausada, más tranquila. —Nadie te espera en casa, Martha. En la mía igual. ¡Tú sola, yo solo! Ven preciosa, recojamos nuestras cosas menos las preocupaciones, a esas, ...
... dejémoslas por aquí olvidadas y vayámonos por ahí, los dos. Dejemos que la noche de Madrid haga su magia y nos sorprenda. —Ella asintió, se apartó algunos rastros de su salina amargura y me sonrió de manera complaciente.
Y recordé entonces a Eva y su invitación para salir los dos por ahí. Tomé mi teléfono y abrí la aplicación de mensajería para textearle, averiguando si aún estaba en pie aquella invitación y en dónde. Luego de recibir la respuesta a mi mensaje, tomé la suave y cálida mano de Martha, entrelazando nuestros dedos y sin pensarlo más le dije…
—Martha… ¿Te gusta bailar?
—¿Te han dicho que estás loco? Pero… ¿Sabes qué? Me gusta tu locura. ¿En tu coche o en el mío? —Me preguntó mucho más animada.
—Podrías seguirme en el tuyo y dejo mi corcel pastando en el establo. Es que quiero pasarla bueno esta noche. Tomarme varios tragos sin pensar en las probables multas. ¿Te parece preciosa?
—¡Vamos tesoro! ¿Y entonces pretendes que yo sea tu conductora elegida y pasarme la noche a punta de agua? ¡No señor! Vamos en el mío, pero buscamos un parking donde dejarlo hasta el otro día, que esta noche quiero gozar con tus desvaríos. —Me encogí de hombros y nos dirigimos los dos en busca de nuestros coches.
Y así fue. Después de dejar mi coche en la urbanización, subir a mi piso para en poco más de cinco minutos, cambiar mi formal vestuario de asesor comercial por algo más cómodo y rumbero, esquivando esos sí, las inoportunas miradas de mis vecinos, entre ellas a la ...