El regalo: Un antes y un después (Decimoquinta parte)
Fecha: 28/06/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... señora Gertrudis y su «adorable» Toretto, en un santiamén regresé hasta la entrada donde ella me esperaba. Al acercarme al coche, Martha se había colocado en el puesto del copiloto, con el espejo retrovisor girado en diagonal, arreglando su maquillaje sin apuro.
—Corazón… ¿Te importaría conducir mientras me retoco un poco? —Me preguntó risueña. Nos fuimos en el rojo deportivo de Martha hacia la discoteca donde Eva me esperaba, claro está, sin compañía.
Aquel lugar donde estábamos por ingresar, era un local de pura rumba latina. Vallenatos, salsa, bachatas, algo de puro reggae también y por supuesto el infaltable reggaetón. Justo en la entrada le comenté a Martha que allí dentro me encontraría con la chica de la barra, y que por lo tanto haríamos el teatro de que nos habíamos encontrado de casualidad. Martha no puso problema por ello y de improviso, bastante emocionada, tomó su móvil rosado del bolso y le marcó a una amiga para invitarla también a rumbear con nosotros, de esa manera parecería más real nuestro ficticio encuentro. La idea era que Eva no se ofendiera al verme acompañado, pues la andaluza tabernera tenía en su mente otros planes para divertirse conmigo. ¡A solas!
Entre tantas personas fue difícil ubicar a Eva. Junto a Martha deambulamos un rato entre aquella multitud de brazos elevados en descoordinado movimiento, caderas cimbreantes y juegos de luces multicolores, al compás de la música del grupo Niche y su «Cali pachanguero», himno oficial de las ...
... ferias de Cali, para posteriormente el Dj, –que para nada parecía colombiano– mezclar con acierto el ritmo salsero con el discotequero rock de «La Pachanga» de Vilma Palma e Vampiros. No veíamos donde poder ubicarnos, por lo que nos acercamos a la barra y dialogando con el barman, conseguí finalmente un reservado disponible en la zona VIP.
Una vez acomodados, Martha casi a gritos por el elevado volumen de la música, hablaba por su móvil, dando indicaciones a su amiga. Mientras tanto yo le escribía a Eva, para avisarle de mi presencia en el lugar y donde me hallaba ubicado. Un cocktail caribeño para Martha, una botella de aguardiente, dos copas, vasos desechables y una jarra con cristalina agua. A su lado otra de jugo de naranja, una bandeja con granos de maní salado y uvas pasas.
Un rato después de calentar mi garganta al tomar de una sola vez y hasta el fondo de mi copa, llegó Eva agitada y algo sudada.
—¡Holaaa! Pero niño, casi que no llegas. —Y nos saludamos con unos besitos en las mejillas y otro corto en los labios. Eva de inmediato reparó en Martha para saludarla también de manera efusiva. Le comenté que era una amiga con la cual, casualmente nos habíamos encontrado en la entrada.
—¡Vamos a bailar que esta canción me fascina! —Y me llevó del brazo, sin yo poder rechistar hasta el centro de la azulada pista de baile. La canción no la recuerdo con exactitud, pero creo que era una del grupo Duncan Dhu, si no estoy mal era «En Algún Lugar» y entre mis saltos y los ...