Buscando amigas
Fecha: 09/09/2023,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... que se luce en su graciosa figura -La compré para la ocasión. ¡Mi amor es para ti, solo para ti, para que disfrutes sacándola!
La miré, no hubo palabras solo nos abrazamos para sentirnos, el contacto de nuestros cuerpos, una deliciosa caricia la piel de uno frotando la del otro. Nos besamos, profundo intercambio de caricias y saliva. Dejé sus labios para besar sus pechos, chupar esos pezones, solo gemía y atraía mi cabeza hacia ella, luego su mano se metió en mi calzoncillo, entro y tomó el pene, lo acaricia, estudia su tamaño y consistencia, aprecia su dureza, mientras mi mano entra en su bombachita, dos dedos indiscretos se introducen en su sexo para robar la humedad que brota desde lo profundo de su calentura.
Seguí acariciando su intimidad, gemía, estaba en el trance de una creciente excitación, movimiento intenso y profundo, incluyendo al clítoris, al cabo de unos minutos así, se apretó contra mí, luego devino una intensa contracción, profundo suspiro y se corrió.
-¡Ah!, ¡Ahhhh! ¡Siii! -me besó en la boca. Ahogaba ese grito de amor.
Observaba esa transformación, maravillas del amor, hace poco menos de una hora me había extasiado viendo esa cara llenad de formalidad y ahora era la antítesis de esa mujer, la mirada poseída por la lujuria, se acerca a mi gateando sobre el lecho, movimiento sinuoso como gata en celo, se deshace del bóxer, toma mi pene, agarra entre sus manos, me observa, se mira en mis ojos, y sin dejar de observarme, comienza a mamar la ...
... verga.
Sus gestos hablan del gusto que le produce hacerme gozar, sabe masajearlo, y chupar, lento, despacio, rápido, violento, varía tiempos e intensidad, no pude precisar cuanto, pero estimo no menos de un cuarto de hora estuve alojado en su cálida boca.
Puedo apreciar el deleite de su acción, notar el deseo contenido y tanto tiempo esperado.
No necesité decir nada, ella parecía saberlo todo, podía leer el leguaje sexual, decodificar el mensaje, volvió a mirarme con esa intensidad infinita, mirada espesa y comprensiva, sabía lo que deseaba y estaba dispuesta a darme ese regalo, sus manos supieron del temblor que precede a la erupción, sin alterarse ni contraerse, con toda naturalidad, se dejó estar, acompañó las variaciones de ritmo que provocaba yo con el movimiento pélvico en su boca.
Se dejó hacer, pasiva espero el momento culminante, la primera erupción de lava ardiente, un destello en sus ojos dio “un gracias, luego dos, tres, hasta que el volcán dejó de latir.
Sus ojos decían lo que no podían sus labios, prolongaba el placer, sentía y comprendía los latidos de la carne volviendo al estado de relax, apreciaba ese momento que el hombre se guarda para sí, quería compartir ese momento conmigo. Nos miramos, nos entendíamos como de habernos conocido toda una vida.
Me salí de ella, seguía arrobado por la expresión de sus ojos, con un dedo limpio el borde del labio, el color del rouge era solo un vago recuerdo de otro tiempo, pero aún faltaba una caricia a mi ego de ...