1. Buscando amigas


    Fecha: 09/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... macho poderoso, el movimiento de la glotis al dejar pasar dentro de si la esencia de mi masculinidad, degusto el licor de hombre como el mejor y más delicioso elíxir.
    
    Desperté del letargo de tan intenso ajetreo, ella seguía en plácido reposo, fui al baño para tomar una reparadora ducha, debí estar no menos de seis minutos cuando la escucho decir en remedo de una voz de niña: - ¡Papi!, ¡no me invitaste a tomar un baño con vos!, ¡qué malo eres!
    
    -me asomé y la invité con un gesto. Ingresó, nos bañamos juntos, jugando con el agua, riendo como dos niños. En medio del juego de enjabonarnos, como no podía ser menos, el miembro retomó protagonismo, se hizo notar, tan pronto lo notó se agachó y comenzó una caricia bucal, ¡qué bien lo hace!, luego se levanta, arquea la cadera y se pega a la pared, apoyando las palmas.
    
    Los abundantes jugos, vaginales hacen todo fácil, solo necesite aproximarme y colocarla en la puertita, tomarlas de la ingles y en un movimiento combinado nos acoplamos, en un solo envión entré todo en ella. Estaba preparada para una penetración intensa, el movimiento se torna por momentos convulsivo, nos sacudimos con el apremio del deseo.
    
    Como el piso se pone resbaladizo, sin despegarnos nos trasladamos hasta que ella queda con las manos tomada del lavatorio, la curva pronunciada de su cadera ofrece un nuevo ángulo de erotismo, una nueva posición de ataque a su deseo. Nuevamente esa vibración de su cuerpo se transmite en ligeros latidos vaginales, suaves al ...
    ... inicio, más nítidos después, el gemido profundo avisa que tiene su primer orgasmo con el pene como artífice, no le aflojo al movimiento y deviene un segundo round en la intimidad de la hembra.
    
    La humedad del piso y el cansancio de la posición inestable de los danzarines, es prudente dejar ese escenario y continuarla en el tálamo del amor. Ella va delante de mi, camina con cadencia y gracia, la misma que pone cuando danza, promesa de nuevos placeres, llega, se deja caer de bruces sobre el lecho, eleva un poco los glúteos, adoptó esa posición como leyendo mi mente, le acerco una almohada, acomoda debajo de su vientre, le permite estarse elevada con menor esfuerzo.
    
    Entré en ella, se sacudió toda, la impulse hacia arriba, tal vez un poco brusco o la intensidad de la penetración fue la que desplazó su cuerpo en la cama, totalmente acoplados, enterrado en sus entrañas hasta donde lo permiten los límites de su anatomía. De ahí en más todo fue ritmo y movimiento continuo, entrar y salir, empujar y retroceder, se deja llevar por mi pasión y por la salvaje intromisión, se agarra a las sábanas, siente como se abre su sexo, sabe como aprisionarme, hacerme sentir sus músculos en el ejercicio de ser mujer activa.
    
    Su sexo me aprieta en la entrada y cede en la salida, el delicioso proceso del goce tiene un límite, el nuestro también. Se muestra dispuesta a llegar a la estación del éxtasis, espera el tren arrollador que se desliza por el túnel su sexo, agita la bandera de aviso una ...
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