LAS PAMPAS CHATAS 1 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 1

... apretada… «¡Ayyy! ¡Sí, sí, sí! ¡Qué lindo!» ¡Y no había comenzado ni a bombear! Un nuevo orgasmo brutal. «¡Daniiiii! ¡Ay! ¡Qué lindo!» Yo no hablaba, solo suspiraba y gemía. ¡En verdad…, era el paraíso! «¡Dani, Dani! ¡Por favor! ¡No me acabés adentro! ¡No quiero quedar embarazada!» «¡Si! Marilí… aflojá las piernas un poco.» La saqué justo. ¡Le acabé sobre el monte de Venus, justo, justo! «¡Oh! ¡Qué lástima! ¡Me hubiera gustado sentirte adentro! ¡Pero tengo miedo!» «¡No importa, tesoro! ¡Fue muy lindo!» «¡Sííí! ¡Hermoso! Luego te cuento. Vamos a bañarnos…, y a comer ¡Jajaja!» Nos levantamos. Traté de sacarme los pantalones, que tenía en los tobillos, para poder caminar. Marilína se agachó para ayudarme… De paso, me dio un besito en el glande. No insistí en nada. ¡Todo llegará! Nos metimos en el pediluvio, bajo la ducha. Nos enjabonamos, nos acariciamos, y nos enjuagamos mutuamente, poniendo especial atención, interés…, en mi caso, en las tetas, la concha, culo… y sus adyacencias…, y Marilína en la pija, huevos y zonas aledañas. Sin que mediara ningún comentario o sugerencia, Marilí se tomó de las canillas, ofreciéndome el soberbio culo. «¿Me la ponés en la colita?» Dudé un  instante… ¿ya? ¿De entrada nomás? «Ahora no tesoro. Vos sabés que esto no dura cinco minutos… Tengo miedo de no poder terminar el trabajo. Luego lo haremos tranquilos…» «¡Te ayudo! ¡Te dije!» «Lo sé…, pero hasta que no vea que he avanzado no me puedo concentrar… en lo que me gusta…» «Antes lo hiciste sin ...

... problema.» 

-A mi culito si podes venir ¡estoy limpita! – Laura ya se había “inspirado”.
-Bueno… Acomodate en el apoya brazo del sofá.
-Si allí. Te inclinás y apoya la pancita, con las manos en el asiento…
-Antes… dejame que te la chupe un poquito… ¿Sí?
-Bueno, dale…
Se agachó y me hizo una mamadita, chiquita pero sabrosa, con lengua y labios, acariciando el glande. ¡Una belleza! Se levantó y se acomodó como yo le había pedido. Me paré atrás, con la pija entre los glúteos. Besé su espalda y su cuello. Lamí tras las orejas. Su espalda estaba prácticamente horizontal. La fui recorriendo con besos y lengua…, con mis manos acariciando, alternativamente, sus tetas y sus glúteos. Cuando llegué con mis besos y lengua a la cintura, llevé los dedos a su agujerito. Lo acaricié y busqué introducir el anular, apenitas nomás, para que se vaya relajando.
-¡Qué lindo, papi!
	Me agaché, le abrí bien las piernas y lamí y chupe la concha, el perineo y el culo. Metí la lengua, todo lo que pude en el ano.
-¡Si papi! ¡Así así! 
Llevé la mano a su vagina para recoger los jugos, que estaban brotando nuevamente. Sé lo que es la calentura de Laurita. ¡Un beso o una caricia y se humedece toda! Masajeé el agujerito y sus alrededores, lubricando todo lo posible. Descargué toda la saliva que pude. De todas maneras, cuando volví a besar los cachetes, fui con mi boca, mis besos y mi lengua a recorrer el arrugadito ano. Sentí que se relajaba. Jugué a su alrededor con labios y lengua. Laura se ...