LAS PAMPAS CHATAS 1 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 1

... salida de baño del padre… Marilína se “metió” dentro de un vaporoso baby doll…, y fuimos hacia la cocina. Ahora sí, teníamos varios minutos para hablar… «¿Tenés novia?» Era una pregunta inevitable. «Sí. No te voy a mentir. Hace algo más de un año. Tiene 17 años… y bueno… nuestro proyecto es formar una familia… alguna vez… ¿Y vos? ¿Tenés novio?» «No, para nada… Nunca tuve novio…, novio… eso…» «Vamos… ¿cómo puede ser? ¿Me vas a mentir?» «No, de ninguna manera. Y te cuento… Tengo una nena de 8 años…» «Pero… ¡sos tan joven!» «Si…, fui mamá a los 15 años.» «¿Y el padre?» «Se fue. Desapareció.» «¿Te violó?» «No para nada. Yo lo seduje… Bueno… lo  “trabajé” de tal manera que no podía decirme que no. Te la hago fácil… Yo tenía 15 años. En el pueblo no había, y no hay, ningún chico de más de 18-19 años. Cuando terminan el secundario se van a la ciudad, o a estudiar una carrera terciaria, o a la universidad, o a trabajar. En el pueblo no queda nadie…» «Pero vos estabas en la secundaria ¿no?» «Si claro…, pero no me gustaban, no me importaban mis compañeros…, todos chiquilines. Tenía algunas amigas de mi edad o algo mayores…, que me contaban lo bien que la pasaban cuando iban a la ciudad. Todas tenían experiencia sexual. Y yo nada… Bueno… había un amigo, o cliente, o proveedor de mi padre que venía por casa una o dos veces al mes. De unos cuarenta, más o menos. Me gustaba mucho. Muy amable, muy simpático… Bueno…, un día… vino… y mis padres no estaban…» «Acá, acá ¿al puesto vino?» «No, ...

... no. Vivíamos en el pueblo… Yo iba a la escuela, papá venía acá, y generalmente se quedaba de lunes a viernes. Bueno… yo me propuse seducirlo al tipo, aprovechando que estábamos solos y. bueno…, le hice tantos mohines, sonrisas… y bueno… imaginate… Me vestí de súper colegiala. Había leído alguna vez que a los hombres grandes le encantan las colegialas. Y bueno…, fuimos a la cama, a la mía claro, no iba a desarmar la cama de mis padres…, y… bueno…, lo hicimos rápido, sin siquiera desnudarnos… por las dudas…» «¡Jajaja! ¡Hay qué ser precavido!» «Si… pero… a las tres semanas…, al no venirme la regla…, deduje… que había quedado embarazada… Y así fue… La próxima vez que vino se lo dije. Mis padres todavía no sabían nada… ¡No vino nunca más! Y entonces…, a los dos meses y pico, decidí decirles a mis padres lo que había pasado. Claro, no le dije que yo lo había seducido, tampoco que me había violado, a cosa así… Digamos es como si yo, “tan inocente”, no me diera cuenta de lo que pasaba.» «¡Jajaja! Sí, seguro…» «Bueno… hay que rebuscársela. A mis padres les dio mucha vergüenza que yo fuera con la pansa a la escuela…, y nos vinimos aquí. Perdí ese año de la escuela. Cada tres o cuatros semanas me llevaban a la obstetra en la ciudad… Todo fue muy bien… Cuando nació Analía volvimos al pueblo, y retomé la escuela. Mamá cuidaba de mi nena más que yo, claro. Aunque no lo parecía, por mi práctica sexual, yo todavía era una nena. Mi padre buscó al “amigo” por todas partes… y… por suerte nunca lo ...